De nuevo en pie


Un fantasma ha estado hechizando la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga durante más de un siglo. Ante la mirada perdida de la estatua de Jan Hus, en el meridiano trazado en bronce sobre los adoquines, en el conjunto de piedras conmemorativas con inscripciones vandalizadas incrustadas en el pavimento y en la gran extensión vacía entre la catedral de Týn y el Antiguo Ayuntamiento: una hendidura abierta que, para algunos, ha sido tan evidente como un diente roto en una bella sonrisa.


En ocasiones, cobraba vida fugazmente; un espectro vaporoso de la imaginación, el escenario de un misterioso ritual que relaté en este blog hace algunos años. El forcejeo por sacar rápido la cámara produjo esta fotografía borrosa (¡bien apropiada para el tema!) de una monja solitaria, en la víspera de Todos los Santos, que había venido a depositar un ramo de lirios blancos y encender una vela en el lugar sacralizado. Una representante del espíritu de una esperanza, quizá, encarnada por un ritual arcano pero extrañamente público.


En fotografías antiguas aparece como un ancla visual, un eje fijo alrededor del cual gira la famosa y bulliciosa plaza. En el siglo pasado (antes de la adopción de la hora estándar), los relojes de la ciudad se ponían en mediodía cuando la sombra del pilar se alineaba con el meridiano. En el siglo XVII se había elevado hacia los cielos como expresión de gratitud por la victoria sobre los suecos —y sobre los protestantes en general—, y permaneció serenamente allí durante casi tres siglos. En el XX descendió hacia el abismo a manos de una airada multitud de bomberos, incitados por un incendiario anarquista que lo denunciaba como símbolo de opresión.




En el siglo XXI, en la primera semana de junio del Año del Señor 2020, ha resurgido, tal como ya lo describió Studiolum en este blog. Yo lo vi por primera vez al día siguiente de que se colocara la efigie de María en lo alto de la columna, utilizando los medios modernos de una grúa. Allí se halla ahora, como la guinda del pastel. Los cuatro ángeles asistentes, que deben situarse en las esquinas de la barandilla que rodea el pedestal, aún están por llegar.


El proyecto ha sido controvertido; A2Alarm lo describió como un «modelo de Obi» y «de aficionado», mientras que, como era de esperar, ha recibido la bendición de la Iglesia católica. Ya ha habido al menos un intento de vandalizar la réplica.

Por mi parte, es difícil decir si la plaza está ahora «más completa» con su nuevo adorno, o si sirve bien a una restitución a un estado más «auténtico». No soy capaz juzgarlo. Me alegra verlo, sin embargo, ya que tantos otros cambios que ha experimentado la ciudad han resultado decepcionantes, cuando no abiertamente trágicos. Si encuentra un hogar en el corazón de los praguenses, permanecerá. Al menos hasta que alguien logre derribarlo de nuevo.
 

En el sitio Praha Nostalgická proponen: «Y ya que estamos, ¿por qué no restaurar el antiguo ayuntamiento en su belleza original?» Una de las respuestas es que, en ese caso, podría implementarse el fenomenal plan cubista de Josef Gočár::



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