
Cuarenta y nueve días después de Pesaj, es decir, hoy, se cuentan aproximadamente tres mil años desde que el Eterno diera la Torá a Su pueblo. Puesto que se trata de un don perfecto concedido por el Perfecto, el número de la perfección multiplicado por sí mismo da el número de los días y el nombre de la festividad, Shavuot, «la fiesta de las sietes», es decir, de las semanas.
Por supuesto, los pueblos, las naciones –di felker– podrían refunfuñar preguntándose por qué fueron los judíos quienes recibieron la Torá. Pues bien, han de saber que el Eterno, en Su justicia, se la ofreció también a todos los demás, pero sin excepción la rechazaron. Esta historia se narra en Sifré Devarim 343, el comentario midráshico del Deuteronomio. Di felker alegaron que algunas de sus cualidades antiguas e intrínsecas eran contrarias a alguno de los mandamientos allí prescritos. Los descendientes de Esaú (según el Midrash, los romanos) rechazaron el de «no matarás», puesto que a su antepasado se le dijo: «Por tu espada vivirás» (Gén 27,40). La descendencia de Amón y Moab no aprobó la pureza matrimonial, porque proceden de la unión incestuosa de Lot con sus hijas (Gén 19,36). Y los árabes insistieron en el robo, pues el propio Señor dijo de su antepasado Ismael: «Su mano será contra todos y la mano de todos contra él» (Gén 16,12, interpretado por el Midrash como robo). Con todo, la lectura sinagogal de la fiesta conmemora también a una verdadera gentil que sí aceptó la Torá: Rut, la bisabuela del rey David.
La idea de la oferta midráshica a di felker es retomada por el cristianismo, nacido del judaísmo. El equivalente cristiano de Shavuot, Pentecostés, tuvo lugar precisamente en esta festividad, el quincuagésimo (pentēkostḗ) día después de la primera Pascua, y recuerda, por un lado, la nueva alianza, que continúa y completa la antigua celebrada en Shavuot, y, por otro, la invitación de Jesús: «Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones». En los iconos ortodoxos de Pentecostés —como los que mostré de Nóvgorod— aparece siempre, bajo el semicírculo de los apóstoles, la personificación del mundo, con los pequeños símbolos de di felker, que esta vez no podrán escapar a la aceptación de la Torá, para cumplir el salmo al que también alude el relato midráshico: «Te alabarán, Señor, todos los reyes de la tierra cuando oigan lo que has decretado» (Sal 138,4).
Majzor tripartito, libro de oraciones para Shavuot y Sucot, alemán, ca. 1322. Moisés recibe la Torá en el monte Sinaí. Los hombres judíos están delante, y las mujeres (representadas con cabezas de animales, según la todavía inexplicada costumbre judía medieval) detrás de ellos. En efecto, en el comentario de Rashí, la instrucción del Señor «Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel» (Éx 19,3) significa que primero había que preguntar a las mujeres (la casa de Jacob) si aceptaban la Torá, porque, en caso afirmativo, los hombres (los hijos de Israel) las seguirían de todos modos.
Para que los felker modernos también comprendan la referencia del antiguo relato aplicada a ellos, el poeta y compositor jasídico Yom-Tov Ehrlich (1914-1990) lo actualizó para los pueblos del mundo contemporáneo. La sustitución de los romanos por los alemanes, de los moabitas por los franceses y la conservación de los árabes es comprensible; para entender la impiedad atribuida a los rusos debemos tener en cuenta que Ehrlich vivía aún en la Unión Soviética. Al comienzo utiliza un giro elegante al decir que el Creador busca un novio para la Torá como si fuera Su hija, mientras que, según la tradición, en Shavuot Él desposa al pueblo elegido. La canción es interpretada por el excelente Malchus Choir de Jerusalén y el jazán Zanvil Weinberger. Además de la traducción al inglés, incluyo también una transliteración latina del texto en yidis, para despertar el interés por una lengua de gran tradición, arraigada entre los felker de Europa oriental y que no hace tanto hablaban aquí millones de personas. Jag Saméaj.
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mitn hilf fun Bashefer veln mir do reydn |
מיטן הילף פון בּאַשעפער וועלן מיר דאָ רײדן |
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Con ayuda del Creador, quiero contar y hablar de aquella gran alegría. Dicha, danza y regocijo por la Torá en todo el mundo. El Creador del Mundo, el gran Señor, busca un novio para Su hija, la santa Torá. Dicha, danza y regocijo para todos los pueblos del mundo. El Creador pregunta a todos los pueblos quién quiere la Torá por esposa. Los pueblos preguntan: ¿qué y cómo?, y no quieren oír ni ver. Y: ¿por qué y para qué? — Veamos, pues, lo que ocurrió. |

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iz a malakh mit di Toyre fun himl arop |
איז אַ מלאך מיט דער תּורה פון הימל אַראָפּ |
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Un ángel descendió del cielo con la Torá y se dirigió a Europa. Llegó a Rusia y les preguntó si querían comprarla. Ellos dijeron «khorosho», pero cuéntanos algo sobre ella, pozhaluysta. El ángel les dijo el primer mandamiento: Oíd: «Yo soy vuestro Dios». Ellos dijeron: no, quédatela tú. No sabes, hombre, adónde has venido. Solo hemos aprendido de nuestros padres, y eso nos basta. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba en Alemania, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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iz der malakh gefloygn glaykh ahin |
איז דער מלאך געפלויגן גלײַך אַהין |
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El ángel voló directamente allí y llegó a Berlín. Muestra la Torá a los alemanes y les pregunta si quieren comprarla. Dicen: estamos dispuestos, pero dinos con franqueza qué contiene. El ángel dice: «No matarás. Matar no es cosa buena». Ellos dicen: no, quédatela tú. No sabes, mein Herr, adónde has venido. Solo hemos aprendido del Vater que matar es necesario. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba en Francia, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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iz der malakh gefloygn vayter biz |
איז דער מלאך געפלויגן ווײַטער בּיז |
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El ángel voló más lejos y llegó a París. Muestra la Torá a los franceses y les pregunta si quieren comprarla. Dicen: s’il vous plaît, dinos qué es esto. El ángel les explica que la vida familiar debe ser pura. Ellos dicen: no, quédatela tú. No sabes, monsieur, adónde has venido. Solo hemos aprendido de nuestros padres, y eso nos parece hermoso. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba en Inglaterra, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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iz der malakh gefloygn vayter in veg |
איז דער מלאך געפלויגן ווײַטער אין וועג |
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El ángel voló más lejos y aterrizó en Londres. Muestra la Torá a los ingleses y les pregunta si quieren comprarla. Dicen: Thank you, sir. Solo muéstranos una ley de ella. El ángel dice: No codiciarás, no desearás la propiedad ajena. Ellos dicen: no, quédatela tú. No sabes, mister, adónde has venido. Solo hemos aprendido de nuestros padres que debemos ambicionar lo ajeno. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba en América, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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iz der malakh gefloygn vayter mit zorg |
איז דער מלאך געפלויגן ווײַטער מיט זאָרג |
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El ángel voló con diligencia y llegó a Nueva York. Muestra la Torá a los americanos y les pregunta si quieren comprarla. Dicen: Thank you, fine. ¿Qué clase de negocio es este, qué clase de marca? El ángel les dice: escuchadme: honrad a vuestro padre y a vuestra madre. Ellos dicen: no, quédatela tú. Solo respetamos a los jóvenes. Para los padres, basta con la fiesta del Día de la Madre. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba con los árabes, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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iz der malakh gefloygn un geblibn shteyn |
איז דער מלאך געפלויגן און געבּליבּן שטײן |
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El ángel siguió volando y se detuvo en Asia, en Transjordania. Muestra la Torá a los árabes y les pregunta si quieren comprarla. Ellos dicen: está bien, mabsut [contentos], pero muéstranos antes qué debemos hacer. El ángel les dice: no robéis ni engañéis. Ellos dicen: no, quédatela tú. No sabes, khawaja [amo], adónde has venido. Solo hemos aprendido de nuestros padres que robar es imprescindible. No, no, quédatela tú, nosotros pensamos de otro modo. Quizá prueba con los judíos, tal vez estén de acuerdo contigo. |

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un mitn veg der malakh shteyt |
און מיטן וועג דער מלאך שטײט |
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Y cuando el ángel se detiene en el camino, ve acercarse a un judío [recaudador de donativos], con un talit largo y amplio. Se alegró al verlo. Le entregó la Torá, y el meshulaj se lo agradeció: espera —dijo—, no te precipites, te doy un recibo. No encontrarás en ninguna parte una pareja semejante, como la Torá con el judío. Son los mejores amigos, porque ambos tienen muchos enemigos. El judío cree en el Creador y no puede hacer nada malo. Honra a su padre y a su madre, y guarda el santo Shabat. Al oír esto, el ángel regresó de inmediato y declaró en el cielo que la Torá estaba en el mejor lugar. |



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