Quien no ha peregrinado, ¿qué ha visto? Quien no ha visto, ¿qué ha alcanzado? Quien no ha alcanzado, ¿qué ha sabido? ¿Y qué puede llamar descanso quien no ha tenido fortuna por la mar o por la tierra? Pues, como dice Ovidio: «No merece las cosas dulces quien no ha gustado las amarguras, ni ha tenido regalado día en la patria quien no ha venido de larga ausencia a los brazos de sus amigos». (Lope de Vega, El peregrino en su patria)
Aquí dejamos tres momentos consecutivos de un viaje al pueblo de Szék, en Transilvania. Íbamos a una boda y encontramos, además, un funeral, el del abuelo de la novia, que acababa de morir. Son tres galerías de imágenes, sin más palabras. Primero, el viaje. El funeral y el entierro, nada más llegar. Y la boda, al día siguiente, con su larga fiesta hasta el amanecer. Ved un mundo que desaparece.







Nota de Pei Di: Aunque estoy seguro de que recorreréis estos tres álbumes de fotos, dejadme que destaque aquí abajo una de ellas. Son los músicos gitanos que, a solicitud expresa del difunto abuelo, tocaron durante todo su funeral y continuaron tocando, pocas horas después y casi hasta la extenuación, en la boda de su nieta. Fue el hermoso primer encuentro de Wang Wei con el absurdo mágico de esta Europa del Este.




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