Conocimos —mi hermano Gyuri y yo— a Lajos Erdélyi en nuestra infancia por su álbum de fotos sobre los cementerios judíos de Transilvania. Este fue, creo, el primer libro que informó, mostró imágenes y ofreció breves pero sugerentes análisis de aquellos cementerios y de sus lápidas ricamente talladas, que por entonces seguían hundidas en el suelo y cubiertas de maleza en toda Europa Oriental, esperando ser redescubiertas. Fue este libro el que nos puso en marcha, como a muchos otros, para descubrir esos cementerios y la antigua cultura judía de nuestra Europa Oriental. Y las fotos de este libro también sirvieron de modelo para saber cómo fotografiar estos cementerios: el pathos de las lápidas inclinadas hacia adelante, la impotencia de las piedras alineadas con aire asustado, la jovialidad de los animales simbólicos antropomorfos.
Este álbum era probablemente el más cercano al propio autor, quien varias veces dijo: «yo era un húngaro entre rumanos y un judío entre húngaros». Su memoria sobre lo que significaba ser «un judío entre húngaros» acaba de publicarse en Litera. Pero esta delgada edición de Kriterion, mal impresa, no es sino un hijo ilegítimo dentro de su obra como fotógrafo y escritor. La progenie «legítima» son las fotografías que tomó, como empleado del periódico rumano en lengua húngara Új Élet (Nueva Vida), sobre la vida del país socialista, desde Oradea hasta el delta del Danubio. En 2023, los negativos de estas fotografías —el archivo completo de Lajos Erdélyi— fueron entregados por sus herederos al Archivo Blinken OSA de Budapest, donde, tras dos años de trabajo, se ha inaugurado ahora una exposición titulada El fotoperiodista insensible, seleccionada y comisariada por Lenke Szilágyi y Zsuzsanna Zádori.
El periódico exigía «reportajes de producción» sobre los éxitos de la industrialización socialista, sobre los increíbles nuevos logros bajo Ceauşescu, sobre un país próspero y feliz. Lajos Erdélyi iba adonde lo enviaban y fotografiaba lo que fuera necesario. Pero en sus imágenes, junto a los monstruos de hormigón y acero, siempre asoma una esquirla de vida real. El punctum (como explicó Roland Barthes) que inunda la imagen.
Al reunir e inventariar una multitud de tales fragmentos de vida real, este archivo se convirtió en la crónica de un mundo sumergido que muchos de nosotros hemos visto y reconocemos, pero que quienes vengan después solo podrán ver en las fotos de Lajos Erdélyi.
Un mundo literalmente sumergido que nosotros no hemos visto: los últimos años del pueblo de Bözödújfalu (Bezidu Nou), condenado a ser inundado en 1988. Debió de ser doloroso para todas las identidades de Lajos Erdélyi documentar la destrucción de esta aldea székely que, desde el siglo XVII, se había convertido al judaísmo.
Quienes vieron estas fotos en Új Élet, donde se publicaron en forma de estampillas pobremente impresas ahora pueden verlas realmente por primera vez. Las comisarias exponen en ocasiones las copias originales del periódico junto a la versión ampliada de la fotografía detallada y cuidada. Y resulta que en este nuevo formato revelan historias que quizá era mejor que no llamaran la atención de los censores de la época.


































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