Tumbas de soldados

 

Araz ha escrito recientemente sobre cómo encontró la tumba de su tío abuelo Mustafa, caído cerca de Rzhev durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a la base de datos pública del Ministerio de Defensa ruso y al intercambio de datos de grupos de investigación voluntarios a través de internet. Ahora me gustaría contribuir a estos datos con la presentación de dos cementerios de soldados soviéticos en Hungría. Dos cementerios conocidos solo por quienes viven cerca —o ni siquiera por ellos.


Al borde del cementerio público de Aszód, en una parcela algo más alejada del cementerio antiguo, hay veintiocho tumbas de soldados dispuestas en dos hileras bien reconocibles incluso en el mapa de Google. Estos soldados soviéticos cayeron en noviembre y diciembre de 1944 durante el asalto a Budapest (29 de octubre – 13 de febrero), en los combates contra el anillo defensivo más exterior de la ciudad, el llamado «Atilla». Salvo cinco tumbas, ninguna tiene nombre, pero todas están pintadas recientemente, las estrellas doradas, y muchas tienen flores. Las inscripciones de cuatro de ellas están en cirílico mientras que la de la quinta está en transcripción húngara. Tal vez el fallecido fue identificado más tarde que los demás, cuando ya no quedaba nadie que pudiera grabar el nombre en cirílico. ¿Alguien lo sabe?

 

 

El otro cementerio se encuentra en un lugar aún más oculto. En Rákosszentmihály, el distrito XVI de Budapest, en el patio de una capilla católica. Un camposanto dentro de otro camposanto.

No se distingue en el mapa de Google ya que los viejos árboles lo disimulan por completo como si se tratara de una instalación militar. Pero en el lugar tampoco se ve mucho más. El pequeño cementerio está rodeado por un espeso seto dentro del patio, a través de cuyos huecos apenas se alcanza a ver una parte del obelisco y de la placa de mármol. Los cincuenta nombres están grabados en alfabeto latino y en transcripción francesa: probablemente no había nadie que supiera tallar letras cirílicas. «A finales del cuarenta y cuatro hubo aquí combates muy duros», dice un vecino, «y los rusos caídos fueron enterrados provisionalmente aquí, en el patio de la iglesia. Durante mucho tiempo se planeó trasladarlos al cementerio militar central, pero al final, al parecer, fueron olvidados». Quizá alguien aún los eche de menos.

Agarenkov A. A. Amarov  M. Anokhin E. G. Artamonov N. V. Avdakhmanov K. Babakov G. A. Boudnev L. L. Doubine N. G. Edamenko N. A. Gavriluk G. N. Gnoussev L. S. Gondan S. K. Griadounov A. I.

Grigorievitch I. T. Guerassimenko N. V. Guerassimov I. N. Guilouchkov V. S. Guervizuk N. G. Inozemtsev P. T. Ivanov V. A. Kazakh A. Kletkine G. L. Klimenko V. E. Konousse A. T. Korol N. I.

Kotov M. I. Lizounov V. G. Malenkov N. G. Nikolaev B. D. Nikolaitchik Novigrag E. A. Oleinik Y. I. Prikhodko L. V. Protassiouk S. I. Pepetchenko L. G. Praliaakine A. D. Pernake M. A. Persikov S. V.

Rogatchev S. G. Roublev I. F. Roudenko T. A. Sereyko A. A. Sobantchev S. T. Sprinski L. K. Tedortchuk A. A. Tsygankov Vassilenko I. D. Volkov I. K. Yazovski T. G. Zolotar G. T.