Alexander Roinashvili, viajero y etnógrafo

El actor georgiano Valerian «Valiko» Gunia (1862 – 1938)
 

Un fotógrafo de otro tiempo y de un lugar pequeño en la frontera entre Europa y Oriente Medio, tan perteneciente a un lado como al otro. Pasaje entre los imperios ruso, otomano y persa. Cruce de mercancías y pueblos. Un mundo ataviado con vestidos maravillosos, enamorado del teatro, un mundo que cambia con rapidez pero que, de momento, vive en paz.



Alexander Roinashvili dialogando con su doble. Fotomontaje

El año pasado publicamos una primera serie de fotografías del georgiano Alexander Roinashvili (1846-1916). Eran esencialmente retratos tomados en su estudio de Tiflis —hoy Tbilisi—: de aristócratas, soldados y poetas, princesas, actrices y familias —las diversas caras de los numerosos pueblos del Cáucaso.

El complejo monástico de Vardzia

Ahora las fotografías de esta segunda publicación reflejan otra parte de su obra: los ocho años que comenzaron en 1880, cuando vivió y viajó por todo el Cáucaso, desde Kajetia hasta Daguestán. Allí no solo tomó fotografías, sino que también hizo acopio de objetos que le permitieron ser uno de los fundadores del Museo de Antigüedades Caucásicas en Tiflis, que luego dio lugar a la Sociedad Histórica y Etnográfica alojada en la Universidad de Tiflis, y cuyas colecciones, finalmente, se conservan en el Museo Nacional de Georgia.

A diferencia de las fotos de la publicación anterior, estas imágenes fueron tomadas al aire libre, como las de su amigo Yermakov: fotografías de paisajes, de las montañas a lo largo de la carretera militar georgiana, de montañas y aldeas en Daguestán, donde Roinashvili residió durante años; ruinas de iglesias y fortalezas armenias en la actual Armenia o en el entonces territorio ruso del noreste de la actual Turquía.


Una vez más reflejan la diversidad étnica de los pueblos del Cáucaso: armenios, georgianos, tártaros, lazos, lezguinos, judíos de montaña procedentes de Azerbaiyán. Fotografías que evocan tiempos lejanos: los guerreros jévsures con cotas de malla, los mekize (masajistas) en los baños de Tiflis de pie sobre la espalda de sus «pacientes», y todas esas mujeres serias de rostro severo bajo sus velos.

Roinashvili coincidía con las preocupaciones de los etnógrafos de su tiempo. La mayoría de estas fotografías, tomadas en el estudio con luz difusa, muestran los rostros de frente y de perfil, con una anotación en el negativo que indica el grupo étnico correspondiente. El encuadre de medio cuerpo de los sujetos sentados pone de relieve sus trajes y joyas. Las pocas tomas de grupo son menos formales, aunque la mayoría de ellas también son de estudio.

Otras fotografías, aún más raras, nos muestran la multitud —gente en la calle, en un mercado, reunida para un festival—, con sus ojos puestos en nosotros.
 

Músicos, Tiflis

Judíos de montaña, Azerbaiyán
 

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