En el aeropuerto de Odesa, el viajero se encuentra con un emotivo saludo de despedida, en muchos idiomas: Paz contigo. En la mayoría de las lenguas que aparecen aquí, este no es un saludo cotidiano, así que probablemente ocurre lo mismo que en la entrada anterior: en Odesa, «extranjero» suele significar ante todo «israelita», y el שָׁלוֹם עֲלֵיכֶם shālôm ʻalêḵem que se usa con ellos es lo que se ha traducido aquí a los demás idiomas.
En la mayoría de las lenguas, al menos como traducción literal, esto podría funcionar. Excepto en árabe. Porque aquí, en lugar del correcto السلام عليكم as-salāmu ʻalaikum, el ojo acostumbrado a la escritura árabe se topa con un garabato desconcertante. Si uno empieza a deletrearlo, pronto se da cuenta de lo ocurrido: alguien tecleó las letras del saludo una por una, y estas no se unieron en la escritura cursiva habitual, sino que cada letra aparece en su forma «aislada», una de las cuatro formas posibles del alfabeto árabe (inicial, medial, final y aislada). Y lo que es aún peor: todo está escrito de izquierda a derecha.
Lo más probable es que alguien escribiera el saludo en un editor de texto árabe y luego, en Odesa, el archivo se abriera en un programa de edición gráfica con idioma base europeo, que por un lado aisló las letras y por otro invirtió la dirección del texto. Que nadie haya revisado esto desde entonces es, francamente, una vergüenza para el aeropuerto.
Y menos mal que el saludo se tradujo del hebreo y no del yidis, porque entonces habría aparecido en todos los idiomas Salomón Naumóvich Rabinóvich :) Imaginémoslo en árabe, de izquierda a derecha y con letras separadas…
Ya escribí antes un post con el mismo título sobre un disco del grupo serbio Kulin Ban, donde probablemente ocurrió exactamente lo mismo: la palabra al-ud, «el laúd», fue escrita en árabe también con letras separadas y de izquierda a derecha.
En otra ciudad de Ucrania, Leópolis, en la pared exterior del gran café de la calle Ruska, sobre cada ventana aparece la palabra «café» escrita en un idioma diferente. En yidis, durante seis años, se pudo ver el mismo error: la palabra original קאַווע kāve no solo estaba escrita al revés, de izquierda a derecha, sino que incluso el pequeño trazo patah bajo el álef, que indica el sonido “a”, fue interpretado como una letra independiente. Probablemente por un error similar de incompatibilidad entre editores de texto. Hoy alguien ya les avisó y la palabra aparece por fin de derecha a izquierda y con el patah bajo el álef, pero las huellas descoloridas del error antiguo aún se distinguen bien en el marco de madera de la ventana.
Lo actual que sigue siendo este problema lo demuestra bien una caricatura muy reciente. En ella, Erdoğan —que ha entrado en el norte de Siria con fines genocidas— aparece vestido como combatiente del ISIS, a punto de degollar a una figura femenina que simboliza el Kurdistán, cuyo rostro está tomado de la política kurda siria Hevrin Khalaf, ejecutada anteayer por una milicia pro-turca. Mientras tanto, Putin se lava las manos, Trump mira hacia otro lado y la UE esconde la cabeza en la arena. En esta constelación, el menor de los problemas es que en el pecho de la figura femenina kurda hayan escrito también con letras separadas y además de forma incorrecta Kudristan el nombre de la región que representa, y que debería escribirse correctamente así:
كوردستان
Posdata. Como señaló el blog de Lumen, Erdoğan solicitó personalmente a Google la retirada de esta entrada (más exactamente, de su versión inglesa), obviamente a causa de la caricatura mencionada. Eso fue todo lo que entendió del texto. Google no accedió a la petición, y vivimos tiempos tan curiosos que no he podido añadir un «por supuesto» a esta frase. Así que no me queda más que agradecer a Google su excepcional valentía, y a Erdoğan una publicidad inesperada. Es fascinante hasta dónde alcanza la atención de los dictadores. Aunque, claro, en Turquía esto ya es tradición.
Y ya que estamos con los turcos, permítanme ampliar la colección de inscripciones árabes jodidas con este ejemplar, que recogí en el lateral de un quiosco (köşk) de Estambul. Es asombroso que, entre los turcos —que en teoría deberían saber leer el Corán en árabe—, a nadie le haya llamado la atención.








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